
Podíamos correr por prados inhóspitos,
dejar que la luz tenue de un sol nos acariciara el rostro,
la piel... la piel, sentía un viento frío por la velocidad,
el color de las flores opacaba la soledad.
Cuando un detalle diminuto alargaba un segundo...
cuando a los miedos de pronto, se los tragaba el mundo,
las piernas con un hormigueo sutil por correr sin rumbo,
la ropa hecha arápos por vivir desnudos.
Distante se hizo la realidad, desde ahí se veía muy lejana,
casi ajena, casi odiada,
pronto... el sonido del mar me trajo recuerdos,
y una nostalgia fraternal se apoderó de mi cuerpo,
¿eran esas las olas?, y bajo mis pies la arena...
arena de años, en abundancia y serena.
No estabamos perdídos, no sentíamos estarlo,
inconcientes del tiempo, extrañamente humanos.
dejar que la luz tenue de un sol nos acariciara el rostro,
la piel... la piel, sentía un viento frío por la velocidad,
el color de las flores opacaba la soledad.
Cuando un detalle diminuto alargaba un segundo...
cuando a los miedos de pronto, se los tragaba el mundo,
las piernas con un hormigueo sutil por correr sin rumbo,
la ropa hecha arápos por vivir desnudos.
Distante se hizo la realidad, desde ahí se veía muy lejana,
casi ajena, casi odiada,
pronto... el sonido del mar me trajo recuerdos,
y una nostalgia fraternal se apoderó de mi cuerpo,
¿eran esas las olas?, y bajo mis pies la arena...
arena de años, en abundancia y serena.
No estabamos perdídos, no sentíamos estarlo,
inconcientes del tiempo, extrañamente humanos.



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